Ciudad de México.- Hace cinco años que un mexicano no ganaba el Medio Maratón de la Ciudad de México. José Luis Santana cruzó la meta en el Ángel de la Independencia con tiempo de 1:05.36 para arrebatar el podio a la hegemonía keniana.
El último corredor de este país en ganar la competencia fue Juan Luis Barrios en 2017.
Santana se sintió solo a partir del kilómetro 5 sobre Paseo de Reforma y decidió apretar el ritmo. A pesar de la cuesta a la altura de la Lomas, no bajó el ritmo. Entró sin perseguidores, con una cómoda ventaja para llevarse el primer lugar.
En la rama femenil una vez más una mexicana consiguió el primer puesto, de Toluca, Mayra Sánchez lo consiguió con tiempo de 1:17.23. Es la segunda vez que conquista el Medio Maratón pues también lo ganó en 2019.
Esta vez fue una proeza porque hace mes y medio sufrió un caída mientras entrenaba que le produjo una lesión en el coxis.
“Pensé que está carrera ya estaba perdida. Mi padre, que es mi entrenador me dijo qué tal vez podía llegar en el quinto lugar y que eso sería como ganar el Medio Maratón por mi situación. Nunca pensé que iba a ganarlo”, cuenta Mayra.
“Hubo un momento que dudé cuando iba sola y pensé que lo mejor era esperar al pelotón, pero de pronto me di cuenta que podía y entonces no paré”.
Javier Hidalgo celebró esto como un éxito ciudadano. “Después de lo que sufrimos con la pandemia y que suspendió en 2020, esto es una fiesta de todos. Superamos en cantidad, pues esta vez fueron 25 inscritos, cinco mil más que en 2021, y es un parámetro para lo que nos espera el próximo mes en el Maratón de la Ciudad de México”.
Lorena Ramírez, la corredora rarámuri de ultramaratones, cruzó la meta varios minutos después de la ganadora. Para ella, esta distancia no es común, pues acostumbra correr grandes distancias, carreras de hasta cien kilómetros que recorre en más de diez horas de competencia. La trayectoria de un medio maratón es apenas para calentar. Al llegar a la meta los corredores y público quieren acercarse a la joven de la Sierra de Chihuahua. Lorena que no suele sonreír, evita hablar, pero la fama que le ha dado el documental de Netflix, es una figura popular a la que no le gustan las cámaras ni el tumulto.
